jueves, 12 de enero de 2012

Capítulo 15: Presentaciones


¡Se me había olvidado por completo!
Cristhian me dio un beso en la mejilla, y tras cogerme firmemente la mano nos dirigimos hacia donde se encontraban Vic y Jack, acompañados de un montón de gente más, que no conocía de nada.
Cuando Vic nos vio acercarnos, corrió hacia nosotros y nos estrechó fuertemente entres sus brazos. Luego se separó y vio nuestras manos unidas. Sonrió de oreja a oreja.
– Por fin – me puse un poco roja, pero me alegré de que no le molestara.
Entonces abrió los ojos como platos, cuando reparó en el colgante que descansaba en mi cuello.
– No me lo creo... – hablaba en un tono apenas audible.
Sonreí.
– Tu hermano es el mejor.
Cristhian me apretó la mano suavemente. Mientras Vic nos abrazaba de nuevo casi dando saltos de alegría.
– ¡Es perfecto! ¡Ahora todo es perfecto! ¡Dios, os quiero mucho!¡No podéis imaginaros lo mucho que os quiero!
Nos reímos juntos.
Ese era otro de esos momentos que hacían que la vida continuara, esos momentos que daban un sentido a todo y que hacían que la vida mereciera la pena.
Después, nos acercamos un poco más al grupo, que se abrió al vernos. Se hizo una especie de silencio, un poco incómodo tal vez.
– Chicos, esta es Kira – dijo Vic.
Paseé tímidamente la mirada por todos y cada uno de los que allí en el círculo había. Personas de distintas edades me miraban, a mí. Algunos reflejaban en sus rostros expectación, otros sorpresa. Uno en particular me llamó la atención. Era una chica rubia, a la que reconocí como la que antes había bailado con Cristhian, que mi miraba con cara de pocos amigos. Si realmente se pudiera matar con la mirada, me habría desplomado en aquel mismo instante.
Fue un hombre más o menos mayor, con el pelo ya blanco, y con un traje de color gris claro el que se dirigió hacia mí.
– Encantado de conocerte al fin. Me llamo Liam – tenía una bonita sonrisa –. Es un honor inimaginable tenerte entre nosotros.
Me quedé un poco cohibida ante sus palabras.
– Gracias – mi triste respuesta sonó más como una pregunta que como el  agradecimiento que pretendía ser.
Otra mujer que rondaba más o menos la edad del hombre que acababa de presentarse, dio un paso al frente y esbozó una espléndida sonrisa.
– Yo soy Rebecca, compañera de Liam. Estamos encantados de poder contar contigo.
Volví a murmurar algo parecido a un agradecimiento y sonreí de nuevo.
Todos nos quedamos en silencio, sin saber lo que vendría ahora. Nadie sabía que decir.
Entonces, como de la nada, apareció Coraline, liberando la tensión que involuntariamente se había desatado.
– Bueno, bueno, dejémonos de presentaciones formales ahora. Ya habrá tiempo para eso. Esta noche es para disfrutar y bailar hasta que no podáis más. ¡Vamos! – exclamó – ¡Ya habéis oído! ¡A bailar todo el mundo!
Al instante, la gente comenzó a expandirse y a mezclarse entre ellos y entre el resto de la gente que había en la fiesta.
Ver a tantísimas personas a mi alrededor comenzó a agobiarme. Mirase para donde mirase, no había ni un solo hueco libre. Había demasiada gente...
Afortunadamente, tenía mi propio ángel de la guarda, que en cuanto notó que no me encontraba del todo bien, me tomo de la mano y se abrió paso a través de la multitud. No pude evitar la mirada fulminante de aquella chica rubia al vernos marchar juntos. Y cuando, por un instante, posó su mirada en Cristhian y en nuestras manos entrelazadas, supe qué era lo que le molestaba de mí.

No hay comentarios:

Publicar un comentario